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Partidos como cancha: pactos y rupturas políticas hacia las elecciones 2026

A poco más de un año de los comicios, el escenario político peruano se sacude con pactos inesperados, rupturas internas y un electorado cada vez más desconfiado. El futuro de las elecciones presidenciales 2026 dependerá de la capacidad de los partidos para sobrevivir a la fragmentación y reconectar con la ciudadanía.

Mariajosé Yaksetig 

22 de setiembre de 2025

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FOTO CREADA CON IA

Perú se encamina a uno de los procesos electorales más grandes de su historia. Proyecciones del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) estiman que, en los comicios generales de 2026, podrían intervenir 9,731 candidaturas para la plancha presidencial, el Congreso -que volverá a ser bicameral, con diputados y senadores- y el Parlamento Andino. La cifra casi cuadruplica los 2,822 postulaciones registradas en 2021 y evidencia un escenario político marcado por la fragmentación y la débil consolidación partidaria.

El camino hacia las elecciones presidenciales del 2026 se dibuja con tensiones crecientes, reacomodos estratégicos y una sensación de inestabilidad que atraviesa a la mayoría de las organizaciones políticas. La cancha electoral se prepara para una contienda en la que los pactos y las rupturas podrían definir no solo quién llega al poder, sino también la gobernabilidad futura del país.

Fragmentación y alianzas tácticas

La fragmentación partidaria se ha convertido en un rasgo estructural de la política peruana. Partidos que en ciclos anteriores mostraban cohesión empiezan a resquebrajarse, mientras otros recurren a alianzas coyunturales para asegurar su supervivencia electoral. En muchos casos, estos acuerdos responden más a cálculos inmediatos que a proyectos programáticos sólidos.

Rupturas internas y nuevos actores

A este panorama se suman las escisiones internas: liderazgos que se enfrentan, facciones que se distancian y dirigentes que buscan abrirse paso con nuevas organizaciones. Este reacomodo constante abre la posibilidad de que surjan movimientos emergentes capaces de disputar el voto ciudadano, debilitando a las estructuras tradicionales.

El peso del voto indeciso

En medio de este clima de incertidumbre, el voto indeciso aparece como el gran botín electoral. Un sector amplio de la ciudadanía, marcado por la desconfianza hacia los partidos, aún no define su preferencia. Su decisión será determinante para inclinar la balanza en una elección que promete ser reñida.

Las elecciones presidenciales de 2026 no serán solo una disputa por el poder. Representarán, sobre todo, una prueba de fuego para la democracia peruana. En una cancha política marcada por pactos y rupturas, los partidos deberán demostrar si son capaces de reconstruir la confianza ciudadana y ofrecer estabilidad a un país que exige respuestas urgentes.

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